Durante los primeros diez años del siglo XX, que corresponden a los últimos del Porfiriato, México ofrece a los ojos del mundo un país que ha entrado a la senda del progreso, un México modernizado. Era predominantemente rural, algunas ciudades alcanzaron perfiles de semejanza con las principales capitales del mundo por sus avenidas y sus casas señoriales, así como por sus teatros muy bien construidos. Así ocurrió con la ciudad de México, Guadalajara, Puebla, San Luis Potosí, Monterrey, Mérida y algunas otras. El campo estaba dominado por las haciendas, que se distinguían por sus variaciones regionales: ganaderas en el norte, pulqueras en Hidalgo y Tlaxcala, henequeneras en Yucatán. Aparte de la mayoría campesina, un grupo grande de trabajadores desempeñaba su labor en las minas, de las que ya no sólo se extraían metales preciosos (oro y plata) sino también hierro, cobre, zinc y otros materiales para ser fundidos y servir a varias industrias, en las que se trabajaban distintos tipos de obreros. La red ferroviaria de casi 20 mil kilómetros, que le dio al ferrocarril la preeminencia como medio de transporte y que transformó el paisaje, influyó en la población y sus actividades, como sucedió en Torreón, que de tener menos de mil habitantes hacia 1880, para 1910 superaba los 20 mil.
lunes, 12 de abril de 2010
El perfil del país a principios del siglo XX
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pinche cochinada we no no es perra pendeja meca de mierda puta cagada
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